Plastic Garbage Project
 

El plástico: Un material para la eternidad?

 
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Desde el inicio del siglo XX, este material derivado de la industria petroquímica ha señalado una senda triunfal a través del mundo del consumo. Es económico, fácil de procesar y de él se puede obtener casi cualquier calidad que se requiera. Hoy en día, se producen 300 000 000 kg (300 000 toneladas métricas) de plásticos en todo el mundo cada año. Pero qué sucede con los productos de plástico al final de su ciclo de vida?

A partir del momento en que los productos de plástico producidos en masa comenzaron a facilitarnos la vida, el mar comenzó a convertirse poco a poco en una gigantesca sopa de plástico: cada año, entre 8 y 12 millones de toneladas métricas de basura, o más, llegan a los océanos. La mayor parte proviene de residuos mal gestionados en los continentes. El tamaño de la población y la calidad de la gestión de residuos, especialmente en las zonas costeras, constituyen factores cruciales en la desastrosa contribución a la corriente de basura plástica en el mar. Una gran parte llega a los océanos a través de los ríos. Sin embargo, los barcos y la industria pesquera también constituyen una enorme fuente de contaminación de basura plástica.

La mayoría de los residuos de plástico se hunden hasta el fondo marino, un 15 % se mueve por toda la superficie y un 15 % adicional se queda atascado en las costas en algún momento. Ya que el plástico común y corriente no es biodegradable, los trozos de este material se dividen en trozos cada vez más pequeños y acaban formando parte del sedimento. Si no se asientan como sedimento o se congelan en el casquete polar ártico, bien podrían entrar en la cadena alimentaria al ser consumidos por el plancton. Así pues, la basura acaba en nuestros platos, con graves consecuencias para nuestra salud. En la actualidad, ya no hay un solo kilómetro cuadrado de agua de mar que esté libre de partículas de plástico.

El centro de la exposición y símbolo de la catástrofe ecológica es una instalación que consiste en restos flotantes de plástico procedentes de varios océanos, sobre todo del Pacífico que baña Hawái. A partir de los trozos expuestos, los visitantes pueden rastrear los orígenes, el ciclo de vida, la razón y la absurdidad de los productos de plástico. Junto a desconcertantes objetos provenientes de la industria pesquera, es posible encontrar remanentes de conocidos objetos cotidianos que muestran clara evidencia de haber estado a la deriva en el agua salada, así como también rastros de encuentros con criaturas marinas. La instalación es también una visualización de la cantidad de plástico que se descarga en los océanos cada diez segundos.

Una gran zona de la exposición muestra los antecedentes del problema y el fatal impacto que tiene sobre los mares, los animales y los seres humanos. En otra de las secciones, se presentan los plásticos más comúnmente usados y se examinan más detenidamente aspectos tales como el uso, los riesgos para la salud, los microplásticos y los bioplásticos. En otra sección se presentan ideas sobre las soluciones a la crisis, específicamente: recuperación, reducción, reutilización y reciclaje. Incluyendo una presentación de los principales protagonistas en la lucha contra los restos marinos, esta zona ha sido creada para alentar a los visitantes a pasar a la acción.

El proyecto y la exposición itinerante que continuarán se deben al generoso apoyo de la Fundación Drosos.